Sea la hora que sea, es tarde para ser un niño..y aún sigues apoyándote en aquel retablo de madera evitando pensar que tu propio peso podría partirlo. Y te coges, sin miedo, con fuerza y firmeza..una mano a cada lado. La verdad por delante y el pasado atrás. Comienzas el primer movimiento, balanceas el cuerpo y poco a poco.. el ritmo de la noche entra en tu sangre. Los recuerdos vuelven, el pasado va.. y entre el olor del cesped recién cortado y el viento, que aún roza tu cara despreocupado, te envuelves sin necesidad de envoltorio y te ríes sin necesidad de risa. Tu cuerpo flota y, apoyada en dos bases, aún crees que estás volando. Recuerdas cuando jugabas a llegar a lo más alto sin necesidad de más esfuerzo que un par de impulsos, cuando perdías el tiempo contando las casas que se veían a lo lejos.. y las estrellas. Toda aquella ciudad oscura, y una luna era suficiente para alumbrarlo todo, todo un mundo de personas y un columpio era todo lo que necesitabas. Y la luna se posaba, tranquila y sin prisa, justo en frente..tú cerrabas los ojos y creías que podías tocarla. ''Un poquito más y llego'' Aún envidio ser como ella y creer en lo increíble.. abrir los ojos, sonreirle a la luna y contarle que algún día llegarás a verle. Poner toda tu fuerza para llegar más alto, y mover las piernas más rápido para lograrlo. Y cada vez, formando una parábola más amplia, también creando una nueva gama de sueños. Soltar despacio, con cuidado, una de las manos y esperar a que las cuerdas se pierdan en el horionte para así, separarla con miedo hacia la nada creyendo que llegarás a tocarla. Cuando el viento, cada vez más fuerte, acaricia tus mejillas, tus ojos se llenan de lágrimas del frío y tu corazón, que late cada vez más rápido, se convierten en una reconpensa más que en un castigo, es entonces cuando vale la pena.. cuando paras, y te dejas llevar cada vez más lento..dejando que la gravedad haga su parte del trabajo, entonces sueltas las manos, pies a tierra, pese a que tu cabeza siga en las nubes. Sonríes, 'casi llegas' piensas.. y te retas a que el próximo día, con un poco más de suerte, la luna sea buena y te deje acariciarla. ¿Sabes? No me hagas caso, sea la hora que sea, nunca es tarde para volver a ser un niño.
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